Solo un día más

Por lo menos ya era día cuando empezamos las cosquillas y las carcajadas por las pavadas que digo. 07:52 AM, uf, qué alivio, no son las 04:03 de la mañana como la última vez que vi el reloj mientras atacaba un pedazo de queso con la puerta de la heladera abierta para después quejarme de la cuenta de UTE. Ay, no puedo olvidarme de pagar los gastos comunes, no sé qué de intendencia, la psicóloga y la mutualista antes que se me acabe el aguinaldo en gomitas de coca-cola. Sí, mi amor nescau, nescau, no podemos amanecer sin nescau. Andá prendiendo la tele mientras voy preparando la leche. Mamá qué hacemos hoy? Ordenar la casa, los deberes de la escuela y después vamos al cajero porque hoy viene Marcia y seguimos ordenando la casa. Ah qué aburrido, y sí mi amor, también me aburre pero hay que ser funcional... Me siento con ella en el sofá y agarro el celu, quiero contarle a Messina cómo me cogió lindo de gaucho en mi sueño erótico después de un paseo a caballo mientras yo lo abrazaba muerta de miedo porque al parecer estamos programadas las madres para convertirnos en nuestras propias madres y temer cualquier cosa que involucre más de un metro y medio de altura. Yo que en 2001 salté del puente Costa e Silva (sí, el dictador!!) sin ninguna protección hacia el lago construido junto con Brasilia, donde yacen unos cuantos tractores en sus profundidades desde que no lograron ser retirados al final de las excavaciones en 1959 y que precisamente mataron a un par de imprudentes como yo que buscaban cualquier cosa qué hacer en esa ciudad aburrida y se tiraron del mismo puente, nadie sabe bien el punto exacto, pero aquel 2001 (o 2002?) tal leyenda urbana solo hacía la idea más atractiva. Además, cuando llegamos, había unos tipos ahí guapiiiiisimos para hacer lo mismo. Y eran universitarios, cosa que me encanta porque los chicos de mi edad son un embole, siempre me atrajeron los mayores.... Ay, y el más guapo me estaba re dando para adelante. Íbamos a saltar juntos, pero yo hesité y el se tiró. Uf, estaba vivo. Era seguro. Y me estaba esperando. Dale, venite, gritaba. Salté. Y nadamos juntos hacia la playita de Iemanjá. Fa, atravesar el lago nadando fue más difícil que saltar, me faltaba el aire cuando salimos del agua, quizás también porque yo esperaba su beso. Pero sus amigos lo llamaban ya dentro del auto yéndose y mi amiga me gritaba desde el alto del puente, colgada, desesperada sin coraje de saltar y sin tener cómo volver atrás. Así que nuestros rostros se desencontraron en direcciones contrarias y cuando finalmente nos dimos cuenta ya nos habíamos alejado y nos despedimos con un chaucito de la mano y la mirada mutua de frustración por el sueño que terminaba antes mismo de empezar. Pero con Messina el sueño seguía y era todo lindo, incluso el olor del caballo. Aprovecho que mira la tele y abro WhatsApp para escribirle a Messina. Me escribe José. Clase a las 11h, ay sí, tengo que pagar la capoeira también. Annita, hay zoom de capoeira hoy, yay. No, pará, me voy a quedar una hora sin celular si no encuentro una forma de conectarla desde otro aparato. Empieza la odisea de cables, logines, contraseñas miles; tanto analfabetismo digital y una posible osteoporosis precoz además del glaucoma juvenil me convencen cada día de que soy Benjamin Button. Pero voy de un lado a otro configurando mil cosas porque conseguirle a Anni un profesor de capoeira ha sido tan difícil cuanto hacer que Messina me notara; requirió la misma insana militancia, inversión de energía y palabras, años. Y ahora Anni dice que no quiere hacer la capoeira cuando justo me siento a fumar finalmente para decirle a Messina todo lo que quiero a este hombre e inflarle el ego una vez más. Respiro sin humo. Le digo a mi hija que se vaya a hacer ruedas de carro. Stella Artois se caga en mi cama. Lpm, me olvidé de abrirle la puerta de la terraza lavadero, peor, me olvidé limpiarle la caja de arena, noooooo, todo huele a caca, toda la casa es un caos, no puedo agacharme, me duelen las costillas, no tenemos más frazadas porque están todas para lavar y este fin de semana el invierno ya es oficial. Fuck, son las 12:35. Mamá tengo hambre. Dale, Anni, ok, comete todas las trufas de chocolate que yo no debería dejarte comer, pero por favor dejame a mamá escribir y después vamos a mc donalds y termino de malcriarte y asumir la mala madre que soy porque eso piensa su padre, abuelos y la sociedad y la culpa católica es invencible y este es solo un día más.